• España cuenta con 17 hospitales certificados por la European Stroke Organization (ESO) como Unidades o Centros de Ictus, posicionándose como el tercer país de la UE con más centros certificados.

• Esta certificación confiere unos estándares homogéneos de calidad en toda Europa, un proceso laborioso y complejo conformado por multitud de estrictos criterios auditados exclusivamente por un comité de auditores internacional.

• La obtención de este liderazgo ha sido posible gracias a la colaboración de Daiichi Sankyo, que ha ayudado a certificar 16 de los 17 hospitales avalados en España a día de hoy.

Madrid, 20 de diciembre de 2021 - El Ictus es una de esas enfermedades cerebrovasculares que aparece sin avisar y que puede dejar serias secuelas si no se identifica y trata a tiempo. Por ello, es fundamental que el sistema sanitario cuente con todos los recursos necesarios para poder tratarlos a tiempo, así como frenar su incidencia a través de la prevención. En este sentido, España es uno de los países más preparados de toda Europa, ya que se ha posicionado como el tercero a nivel europeo con más hospitales certificados como centros o unidades de ictus. Este pódium lo ocupa junto a Alemania y República Checa, y es un claro indicador de prestigio en materia de cuidados de ictus.

Esta certificación está avalada por la European Stroke Organization (ESO), una organización conformada por la Sociedad Europea de profesionales de la salud dedicados al estudio y tratamiento de las enfermedades cerebrovasculares. Además, este certificado confiere unos estándares homogéneos de calidad mediante una serie de criterios de presentación y evaluación, definidos por la ESO, que los hospitales deben presentar para poder ser avaladas como unidades o centros de ictus certificados.

En concreto, la certificación ESO indica cuáles son las infraestructuras, componentes y metodologías ideales que debe tener un hospital para poder ser considerado como unidad o centro de ictus. Cabe señalar el laborioso y complejo proceso para obtener este certificado, debido al elevado número de criterios muy estrictos que deben cumplimentarse en su totalidad. Asimismo, cada centro que se ha certificado se ha auditado exclusivamente por un comité conformado por auditores de la ESO de diferentes países.

“Una vez elaborada la documentación requerida para solicitar la evaluación, el centro es auditado inicialmente por un auditor nacional externo, y posteriormente por dos auditores internacionales, miembros del comité de acreditación de unidades y centros de ictus de la ESO. Finalmente, todo el comité se reúne y aprueba la certificación, o emite un informe desfavorable, que incluye los puntos a mejorar antes de solicitar de nuevo la evaluación” apunta el Dr. Juan Francisco Arenillas, Jefe de Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.

También conviene destacar la diferencia principal entre las unidades y los centros de ictus:

Por un lado, el certificado de unidad de ictus se otorga a aquellos hospitales que demuestran poseer una unidad de ictus que cumple los estándares europeos de calidad, a nivel de infraestructura, recursos humanos, cartera de servicios y metodología de trabajo. Las unidades de ictus son áreas geográficas diferenciadas dentro de los hospitales, destinadas a la atención de pacientes con ictus durante la fase aguda.

“La certificación da especial importancia al equipo multidisciplinar, que integra profesionales de diversas especialidades, y a su metodología de trabajo, que incluye reuniones periódicas de coordinación” explica el Dr. Arenillas.

Por otro lado, la certificación como centro de ictus no sólo incluye a la unidad de ictus, que debe cumplir los estándares de calidad mencionados, sino que implica a más servicios del hospital que forman parte del proceso de ictus, y que permiten a ese hospital prestar servicios de referencia a otros hospitales periféricos que trabajan en red con él. De entre estos servicios de referencia que debe prestar el centro de ictus, destacan el tratamiento endovascular del infarto cerebral, el tratamiento de revascularización carotidea, el tratamiento neuroquirúrgico del infarto cerebral maligno, servicios de atención neurológica remota por teleictus, y la cardiología de referencia, entre otros. 

“El centro de ictus debe servir de coordinador de la atención al ictus en toda su área de influencia, lo que implica trabajar en networking con los hospitales de su área, con los servicios de emergencias médicas, y realizar formación continuada para mantener la calidad de la atención” comenta el Dr. Arenillas.

Para alcanzar este liderazgo, la colaboración de entidades como Daiichi Sankyo ha sido clave, ya que la farmacéutica ha prestado una ayuda decisiva en 16 de los 17 certificados que poseen actualmente los hospitales españoles. En concreto, ha colaborado para poder certificar 15 centros y una unidad de ictus dentro del territorio nacional. El proceso de certificación de centros y unidades de ictus europeos se enmarca con los objetivos del Plan de Acción Europeo contra el ictus 2018-2030, en el que se ha propuesto como objetivo que hasta el 90% de los pacientes con ictus en Europa sean atendidos en unidades de ictus.

“Para nosotros es una colaboración alineada con los objetivos de la ESO: reducir la incidencia y el impacto de este tipo de ictus” comenta Jorge Muñoz, Director Médico de Daiichi Sankyo España.

“El proceso de certificación progresiva de más centros españoles permitirá diseminar los estándares de calidad de la atención al ictus por todo el territorio nacional. De esta manera, se estará contribuyendo a mejorar el pronóstico de los pacientes afectados por esta terrible enfermedad y España se conforma como uno de los países líderes en este movimiento” finaliza el Dr. Arenillas.

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